Carnicería punk: es un centro cultural independiente, una carnicería de barrio inserta dentro de unos block social en pleno Santiago centro, que ha sido intervenida sin modificar su estética de carnicería, para realizar los talleres literarios, presentación, lanzamientos de libros, lecturas poéticas, etc.

Editorial Moda y Pueblo: somos una editorial independiente, trabajamos a partir de la fotocopia y corchetera; ediciones limitadas y enumeradas que buscan ser vendidas a bajo precio y rescatar el concepto estético de fetiche del libro por medio de diseños de libros objetos, es decir reivindicar desde la cita comercial, al libro como un objeto único de arte, inclasificable e inencontrable.

martes, 30 de septiembre de 2008

LOS OBJETOS ROTOS / por Oscar Hurtado


MAMITA, déjele la mitad de las sábanas, la mitad de las almohadas y la mitad de la cama matrimonial a nuestro padre, para que al menos se abrigue en la noche más larga y despierta de nuestras vidas. Pártanse en dos las fotografías, los abrazos viejos, los besos de los cumpleaños pasados y quémeles los cuerpos rotos. Repártanse las pertenencias de la casa para que nadie se quede completamente solo en las noches de invierno ni en las tardes de verano. Madre, quédese con las novelas y las mujeres tristes, lánguidas y repártesela a sus hijos en herencia, como la casa y los muebles que nunca nos dejarán. Madre, llévese las tres cuartas partes de los platos hondos, de los servicios de plata y de las tazas en las que se tomaba el té después de almuerzo. Llévese las tres cuartas partes de las ropas compradas y regaladas, las tres cuartas partes de los portarretratos, las tres cuartas partes de las habitaciones de la casa y las tres cuartas partes de las comidas y de las noches y de las esperas y de los sueños. Quítele las tres cuartas partes de su vida.

Mamita querida, la mitad de la lámpara, la mitad de la cómoda en la que esta está, la mitad de la silla en la que ahora deberá colgar su ropa entera y la mitad de los cuadros repletan su cuarto roto, quebrado. Déjele la mitad del televisor en la que era su alcoba para que se entretenga de madrugada pegado a los infomerciales dedicándose a vender artilugios a medianoche. La mitad de la cama llévesela usted y la otra se la deja a él para verlo dormir sólo al menos una vez en nuestras vidas. Mamita dejémosle a nuestro padre las playas a donde íbamos en verano para que se divierta los días de febrero con su nueva familia y con sus nuevos hijos y encerrémonos para no tener que verle la cara una vez más. Madre, todas las cartas náuticas sobre las que jugaban mis barquitos de papel son cuadernos rotos dedicados a escupir viejas nostalgias y nuevas distancias.
Madre. La ausencia es la razón para partirnos en dos la casa entera. Y los recuerdos y las fechas y los días, las horas. Desde ahora su memoria ya no será nuestra memoria. Él tendrá otros hijos y otras esposas en otras ciudades a quienes heredarles los recuerdos mientras usted nos ayude a hacer las tareas y nos lleve al doctor todos los inviernos. Mamita yo me puedo encerrar en mi cuarto para que usted pueda escribir y quemarle sus cartas si quiere. Por mi parte, en todos los poemas que le he escrito los sustantivos aparecen como objetos rotos: el florero, los relojes, las camisas y las llaves aparecen como distinciones estáticas de los abrazos perdidos

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